15 mar 2014

¿El conflicto de Crimea desencadenará una guerra mundial?

Hace pocos meses ha escalado un conflicto entre Rusia y Ucrania.
La isla de Crimea, actualmente en posesión territorial de Ucrania, tiene una mayoría de habitantes rusos.
Al parecer se han originado tironeos entre los habitantes que creen en una reanexión a Rusia (los pro-rusos) y los que quieren que Crimea siga siendo parte de Ucrania.
El origen del conflicto es poco claro, y algunos se animan a decir que fue provocado en forma engañosa por el gobierno ruso.
Con la excusa de defender a los habitantes de origen ruso que habitan Crimea, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha ordenado el ingreso de militares rusos en la isla de Crimea.
Esto ha causado el inmediato rechazo de la comunidad internacional, y sanciones políticas y económicas contra Rusia.
El gobierno de Crimea, además, ha lanzado un referéndum, en el cual se insta a los habitantes de la isla a votar si quieren ser anexados o no a Rusia.
Esta votación se realizará mañana, y es de esperar que gane la mayoría rusa, votando por la secesión, es decir, que Crimea deje de ser parte de Ucrania, y vuelva a manos rusas.
Estados Unidos ha enviado al Consejo de Seguridad el pedido de que se anule el referéndum. Además amenaza con sanciones más duras, y una tácita (aunque no dicha) escalada del conflicto, pues afirman que no se quedarán de brazos cruzados si Crimea vuelve a Rusia.
Esta solicitud fue vetada por Rusia, así que el referéndum no puede anularse, pero aún así no será reconocido por Estados Unidos.
Por último, el referéndum es algo engañoso, porque ofrece sólo dos opciones, que pueden votarse sólo por .
  • ¿Está usted a favor de la reunificación de Crimea con Rusia como parte de la Federación Rusa?
  • ¿Está usted a favor de restablecer la Constitución de 1992 y el estatus de Crimea como parte de Ucrania previsto en ella?
En ningún caso se pregunta si se desea mantener el status quo. La 2da pregunta implica una cierta independencia de Crimea respecto de Ucrania.

Preguntar al oráculo por el resultado del reférendum sería algo trivial, porque es casi cantado que ganará la primera pregunta, es decir, la anexión de Crimea a Rusia.
Una pregunta más interesante sería, qué consecuencias vendrán inmediatamente después.

La amenaza de Rusia a Ucrania se interpreta como teniendo la intención de inventar luego nuevas excusas para invadir territorio continental de Ucrania. Y luego, seguir el avance ruso hacia los países que pertenecían antiguamente a la Unión Soviética.
Esto hace que todos los países limítrifes se estén preparando para la guerra, y toda Europa, junto con Estados Unidos, están también en alerta. La tensión es alta, y hoy día hay gran incertidumbre.

Es allí, en las incertidumbres, donde los oráculas deben ponerse a prueba.
Por eso, la pregunta que le haremos esta vez al I Ching es la siguiente:

15-marzo-2014, 4:36PM (hora de Buenos Aires)

Pregunta al oráculo: ¿El conflicto de Crimea desencadenará una guerra mundial?
Respuesta del oráculo: Hexagrama 29 (K'an, Lo Abismal, El Agua). No hay lineas móviles.
Interpretación: No habrá una guerra mundial, pero sí una época de muchos cambios geopolíticos, amenazas y peligros permanentes, conflictos menores, y reajustes en consecuencia.

Concluir algo a partir de este hexagrama me resulta difícil.
Lo primero que representa este Hexagrama, K'an, es lo obvio: un peligro permanente.
Pero más aún, pareciera que este peligro viene de antes, y continuará después, por mucho tiempo, sin cambios. Es, digamos, una forma de ser. ¿De quién? ¿De los rusos? ¿De la humanidad? ¿De las naciones?
La existencia permanente de amenazas manteniendo el equilibrio político mundial es sinónimo de Guerra Fría. Sin embargo, lo que nos muestra el oráculo es que esta Guerra Fría cambiará de forma una y otra vez. Habrá separaciones, uniones, conflictos temporales, luego alianzas, y otra vez revueltas. Todo eso conducido por los más puros sentimientos nacionalistas, que son los que guiarán el curso de estos conflictos.
Mi conclusión es que, para entender lo que va a pasar de aquí en adelante, hay que indagar los corazones de los habitantes de todos los países que pertenecieron a la antigua Unión Soviética. El resultado de estos sentimientos serán equivalentes al resultado de las batallas y conflictos en esos países. Es decir, si dos países se odian, sus territorios se separarán. Si unos territorios se sienten afines a otro país, se separarán de aquel país en que están, y se unirán a aquel otro país.
Mientras tanto, con inteligencia los países tomarán decisiones políticas adaptadas a las amenazas del resto de naciones, y redefinirán sus discursos y estrategias.
Pronostico, pues, una era de reacomodamientos territoriales, que puede durar varios años.
Sin embargo, y aunque esto implique revueltas, conflictos locales y globales, etc., la escala del conflicto se irá transformando de una cosa en otra, pero nunca llegará al máximo peligro de una guerra mundial.

¿Y si se desata una guerra entre varios países? ¿Cuenta eso como guerra mundial? ¿Habré errado el pronóstico? Eso depende de la escala del conflicto. Si hay escaramuzas y roces menores, entonces está dentro de lo previsible por mi pronóstico. En cambio, si el conflicto escala a niveles arduos, destrucciones masivas, millones de muertes, en fin, un símil de las anteriores guerras mundiales, entonces el pronóstico será fallido.

Por lo pronto, un pronóstico complejo como al que he arribado, es poco deseable, porque somos consumidores de los grandes conflictos televisados, las guerras apocalípticas, o al menos, de las soluciones definitivas a inmediatas. Pronosticar, como lo hice yo, una Guerra Fría que cambia de forma constantemente, con cambios geopolíticos asociados, sin nunca animarse a encender la chispa definitiva del fin del mundo, parece más molesto que una guerra total y absoluta.
Mas, es este escenario de peligro permanente, continuo, y que nunca parece acabar, el que el oráculo me ha soltado, y eso es lo que pronostico aquí.